domingo, 1 de enero de 2023

Día #2: Herculano & Pompeya

Antes de nada, ¡ Feliz 2023 !

Ya comentábamos ayer que hoy tocaría madrugón, y es que teníamos por delante una jornada maratoniana (habremos andado más de 25 kilómetros en un día despejado y con buena temperatura). 

Hoy domingo, además de ser el primer día del año, ha coincidido que es primer domingo de mes, y como todos los primeros domingos de cada mes, muchos museos y lugares turísticos de la región de Nápoles son gratis! Así que pensamos que sería una buena idea en este día en que las ciudades están bastante apagadas, con comercios y restaurantes cerrados, pasar toda la jornada visitando dos grandes urbes romanas que permanecieron enterradas durante casi 17 siglos. Se trata de Pompeya, de la que todo el mundo ha oído hablar, y de su vecina Herculano.

En el año 79 d.C. estos prósperos pueblos de pescadores y comerciantes a orillas del mar fueron sepultados por la lava y la ceniza proveniente de la erupción del Vesubio. El Vesubio estaba constantemente en erupción en aquella época, por lo que los habitantes estaban acostumbrados a que echara humo y no le dieron importancia ese día, haciendo que la erupción que tuvo lugar unas horas después les pillara totalmente por sorpresa. Una gran tragedia que sin embargo les otorgó inmortalidad y fama mundial.

Y, ¿conviene visitar las dos o con una ya nos hacemos una idea de la vida en el antiguo imperio? Nosotros habíamos planificado hace tiempo visitar las dos. Ambas son diferentes y cada una tiene su encanto particular. Pompeya es una ciudad grande, con edificios religiosos, civiles y villas impresionantes. Herculano por otro lado, tiene casas con un nivel de conservación realmente impactante, de hecho, algunos conservaron incluso el segundo piso. Así que no teníamos duda… y al final del día podemos decir que hemos acertado. 

En definitiva, que hasta allí nos hemos ido. Aún de noche, atravesado la parte vieja de la ciudad, con gente deambulando entre garitos con música estridente celebrando el año nuevo, sorteando la suciedad de las tracas y petardos de anoche…




…hemos llegado a la estación de Porta Nolana. Aquí se coge el pintoresco tren llamado Circunvesuviano, que en unos 20 minutos nos ha llevado a nuestro primer destino: Herculano



A la sombra de la famosa ciudad de Pompeya, sus restos, aunque menos extensos, se encuentran mucho mejor conservados. Y ¿a qué se debe esto? Cuando cesó la erupción, Herculano estaba cubierta de lava y piedra pómez y sepultada hasta más de 16 metros de profundidad. Estos detritos volcánicos, unidos a la lluvia, crearon un fango que al solidificarse se convirtió en un aislante óptimo lo que supuso una conservación superior a la de la vecina Pompeya. Las gruesas capas de barro sólido fueron más eficaces para prevenir la erosión que los estratos de Pompeya, más finos y permeables. No solamente se han conservado los segundos pisos de muchos edificios, sino que también pueden encontrarse restos orgánicos como telas, vegetales e, incluso, la madera del mobiliario y de algunos edificios.


El descubrimiento de Herculano tuvo lugar por casualidad a principios del siglo XVIII. El príncipe austríaco D’Elbeuf, excavando un pozo de su propiedad, encontró algunos mármoles y decidió realizar varias exploraciones. El hallazgo despertó el interés del rey de Nápoles, futuro Carlos III de España, apasionado por las antigüedades y las colecciones de arte. La casa real compró el terreno y financió los trabajos arqueológicos. Poco tiempo después, se iniciarían los trabajos en Pompeya. 

Visitar Herculano es transportarse de lleno a la antigua Roma. Era fundamentalmente una pequeña ciudad de veraneo para las clases altas romanas (comerciantes, mercaderes e intelectuales) quienes construyeron sus casas junto al mar, y esto se nota sobre todo en la riqueza de los frescos y mosaicos. Su superficie abarcaba solo un tercio de la de Pompeya. Se cuenta que los 4.000 habitantes de Herculano eran más cosmopolitas y cultos que sus vecinos de Pompeya. 

Nada más llegar, unas impresionantes vistas del complejo desde las alturas…


Un pie en la calle empedrada y ha sido como si estuviéramos en el siglo I. Las calles de la ciudad están dispuestas a modo de tablero de ajedrez con calles (cardos y decumanos) que se cruzan en ángulo recto y situadas alrededor del foro.




Hemos visitado, casi en solitario, casas, villas, termas, tiendas, tabernas… todo lo que la ciudad tenía para ofrecer. Algunas en mejor estado de conservación que otras, pero todas con algo especial…
















Tras 2 horas de visita, vuelta a la estación y a esperar el siguiente tren hacia Pompeya. Al llegar, nos hemos dado cuenta de dónde estaba toda la gente hoy… No ha sido agobiante, porque la extensión es muy grande y cada uno se marca su propio itinerario, pero si es cierto que en según qué lugares, los grupos organizados entraban en masa y te dificultaban la visita. No nos queremos ni imaginar lo que será esto en verano, tanto por la gente, como por el calor. 

Pompeya era una ciudad próspera de 10.000 habitantes ubicada estratégicamente en un lugar de paso para las mercancías que llegaban por mar con destino a Roma o la Vía Apia. Bajo el dominio romano, se volvió cada vez más rica como gran centro comercial, debido a la riqueza de la tierra para la agricultura y para la producción de aceite y vino que se exportaba a otras regiones.





Pompeya es mucho más grande que Herculano y -pese a no estar tan extraordinariamente conservada- destaca su estructura de ciudad romana, con su foro…




…sus templos…




…sus teatros… 



…su anfiteatro…

… sus pasos de peatones elevados…



… sus casas y villas, repletas de pinturas y mosaicos…
















Y muchas otras estancias (termas, burdeles, tabernas, tiendas…)…











…que han hecho de la visita una de las experiencias más chulas jamás vivida. Estar 2000 años después yendo calle arriba, calle abajo, como lo hacían los habitantes de Pompeya, no tiene precio. 

A la salida ha tocado esperar un poco. Por ser 1 de enero, el servicio de trenes se paraba entre las 12 y las 16:30, entendemos que para que los trabajadores pudieran ir a comer con la familia. ¿Tradiciones italianas?

Una vez en Nápoles, el cansancio ha hecho mella y tras atravesar pausadamente alguna de las calles del Casco Antiguo, hemos acabado en el apartamento. 

Seguiremos informando. 

8 comentarios:

  1. Impresionante! Bonita manera de empezar el año.
    Por cierto, me he quedado con ganas de saber que cenasteis ayer 🤪.
    Sussi

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La cena fue sencilla pero muy rica: de entrante queso de vaca típico de la región de la Campania llamado caciocavallo ahumado. Luego 2 platos principales: arroz negro con bacalao y friarielli (grelos, muy típicos de esta zona); y crepe rellena de ricotta, espinacas y gambas con su jugo. De postre lo más típico: una sfogliatella y una babá.

      Eliminar
  2. Hola chicos, espectacular .Solo por ver Pompeya y Herculano, es imprescindible visitar Napoles.
    Besitos

    ResponderEliminar
  3. Que chulo Herculano y Pompeya! Unos visionarios en aquel momento..., 2000 años despues se empiezan a poner de moda pasos de cebra similares por aqui. ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero aquí no había que mirar a ambos lados antes de cruzar!!! Gracias Joti por seguirnos!

      Eliminar
  4. Una de las cosas que más me chocaron es saber que el "rojo pompeyano" de toda la vida, en realidad era amarillo y cambió por los gases y temperatura del volcán. Si eso es así, qué otras cosas que damos por ciertas no serían completamente distintas?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Luismi, gracias por la aclaración. Pensábamos que el rojo era la moda de los interioristas de la época!!!

      Eliminar